PARQUE DE LA CHARCA

Punto de inicio en el Parque Temático de La Charca

El Parque Temático de la Charca, creado en 1998, se halla al este de la población, en sus afueras, junto a una charca de notables dimensiones.

Este parque está dedicado al ecosistema de la charca y a diversos juegos populares, además de contar con arbolado diverso. Tiene unos 3.200 m2, mientras que la charca es notablemente mayor, aunque su caudal es variable según el régimen de lluvias.

El parque alberga campos de juegos populares y sus normas en paneles, en concreto: calva y petanca, tres en raya, el castro (o tángana, pita, avión, tejo, china, etc.), la hoya, el chumbo sencillo (variedad de la tángana y
de la rayuela) y la rana. Es por tanto un homenaje a los tiempos en que se jugaba en la calle y se transmitía ese patrimonio lúdico generación tras generación. También contiene 5 paneles didácticos dedicados a la charca, que tratan aspectos ecológicos.

La cubierta vegetal está formada por unos 100 pies de árboles y arbustos, pertenecientes a unas 50 especies distintas. El parque cuenta también con varios bancos de madera y con una fuente de piedra con agua potable.


LA CHARCA

La biodiversidad de la frontera

La Charca es la mayor del municipio y tiene un gran interés paisajístico, ganadero y ecológico. En ella viven especies de anfibios, como la rana verde común (Pelophylax perezi) y el gallipato (Pleurodeles walt); varias especies de insectos, especialmente libélulas y mariposas, y muchos tipos de aves que acuden a beber o a alimentarse, entre ellas la golondrina dáurica (Hirundo daurica), el vencejo común (A. apus) y el pico menor (Dryobates minor). Esta especie es una de las aves destacadas del municipio, típica sobre todo del rebollar.

A veces también es posible observar alguna garza real (Ardea cinerea) e incluso algún cormorán grande (Phalacrocorax carbo), que se acercan en busca de peces o de anfibios. Algunas aves nidifican en el parque, como el mirlo común (Turdus merula), que ofrece su canto melodioso en plena primavera.

La charca es un verdadero ecotono, una frontera ecológica donde se entremezclan varios ecosistemas sumando biodiversidad.

La Charca y su Parque Temático ofrecen
un espacio muy interesante para conocer
varias facetas naturales y culturales del
patrimonio rural amenazado.

Km. 0.2. Inicio del recorrido circular.

Giramos a la izquierda y nos internamos en La Hoja, un paisaje abierto, entre carrascos (matas jóvenes) y encinos (pequeñas encinas, Quercus ilex) y alambradas que aprovechan el alcaudón común (Lanius senator) para ensartar insectdos, y aves esteparias como el triguero (Emberiza calandra) para posarse y emitir su monótono canto.

Durante la primavera las cunetas se cubren con diversas especies de plantas ruderales que se van sucediendo en sus periodos de floración.

Podemos observar en plena priamvera dos especies de altramuces silvestres: Lupinus angustifolius y L. hispanicus. El largarto ocelado (Timón lepidus) aprovecha las piedras para guarecerse.

A medida que avanzamos se van haciendo más numerosos los carrascos y los encinos, hasta que nos empezamos a encontrar con encinas ya adultas.

Caminamos con buenas vistas de la Sierra de las Quilamas y de los espesos encinares mezclados con rebollares.


EL ENCINAR, CUANDO JOVEN

El refugio de los árboles perennes

Comienza un tramo de descenso que nos descubre, a lo lejos, la silueta en ruinas del Castillo de Tejeda, testigo de su antiguo dominio sobre las tierras circundantes.

Este castillo fue mandado construir por el señor de la villa, Fernando de Tejeda, a mediados del siglo XV, desoyendo las órdenes del Concejo de Salamanca. Fue un déspota dominador de estas tierras. Una leyenda cree que bajo el castillo se guarda la mesa donde el rey Rodrigo y sus generales se sentaron en la víspera de la mítica Batalla de Segoyuela, en la que habría perecido el último rey godo de Hispania.

En el descenso apreciamos a la izquierda un paisaje de prados con chopos y grandes robles rebollos, donde en primavera se deja oír el canto de la oropéndola (O. oriolus), y en todo tiempo podemos observar la actividad de los rabilargos (Cyanopica cooki), un córvido social y solidario —los individuos jóvenes colaboran en la crianza de los pollos— que solo existe en la península Ibérica y en el Oriente asiático.

Dejamos a nuestra izquierda los parajes del Río Viejo y de Los Fregaderos y giramos bruscamente hacia la derecha.

En plena primavera, es asombrosa la
variedad de aves y de plantas que
podemos admirar en el sendero, fiel
reflejo de un espacio de transición entre
ecosistemas diversos.

Km 1,2. Prao la Zorra

Caminamos por un paisaje dominado por el encinar joven, a nuestra derecha.

Este paraje se denomina Prao la Zorra, un lugar querencioso para aves como la curruca carrasqueña (Sylvia
cantillans) y el pardillo común (Carduelis cannabina).

Más adelante encontramos altos robles rebollos (Quercus pyrenaica), especialmente a nuestra izquierda, alternando con pastizales. Este entorno es rico en especies vegetales, ya que se combinan las plantas propias del monte alto de robles con las de los espacios abiertos, más la flora de las cunetas.

Escuchamos el silbido del mosquitero papialbo (Philloscopus bonelli), especie típica del rebollar en primavera y verano, que emigra a África en otoño.

También se escuchan los graznidos de las cornejas (Corvus corone) y el reclamo del cuco (Cuculus canorus).

En plena primavera se dejan ver muchas especies de mariposas.


RO LA CAÑADA

El arroyo de la fresneda

Entre ellas es frecuente una inconfundible polilla diurna de color oscuro con franjas blancas en el borde de las alas: la Odezia atrata. Otras especies también frecuentes de mariposas son la atalía o doncella común (Melitaea athalia), la doncella del llantén (Melitaea cinxia) y la arlequín (Zerynthia rumina).

Pasamos cerca de la Fuente la Mata y entre amenas parcelas con encinas centenarias vamos subiendo hacia la ladera del Teso de Gaján.

Un poco antes se extiende un pequeño pinar de pino resinero (Pinus pinaster). El camino gira hacia la derecha y luego a la izquierda, a través de Los Carriles y de El Hoyo el Cuco.

En primavera se deja oír el canto melodioso del zarcero políglota (Hippolais polyglotta), cuyo nombre nos habla de su gran capacidad para imitar los cantos de otras especies de aves.

En pleno verano sobrevuelan esta zona grandes bandadas de abejarucos (Merops apiaster), tal vez las aves más coloridas de nuestra fauna estival, que antes de verse se dejan oír con sus coros de reclamos monosilábicos.

A orillas de este arroyo de la Cañada
crecen los fresnos con su follaje denso,
donde se guarecen las aves y los
mamíferos propios del bosque de ribera.

Km 2,6. Ro la Cañada

Este ameno paraje es un valle recorrido por el arroyo que le da nombre, que fluye —salvo en verano, cuando se seca— entre hermosas fresnedas de fresno de Castilla o de hoja estrecha (Fraxinus angustifolia), con prados y pequeños rodales de roble rebollo.

El mirlo común (Turdus merula), el pinzón vulgar (Fringilla coelebs) y el trepador azul (Sitta europaea) son algunas de las aves que pueblan este rincón. El ruiseñor común (Luscinia megarhynchos) ofrece su concierto magistral.

El sendero asciende y nos ofrece una vista general de este valle poblado por fresnos, que incluso crecen en apretada densidad anunciando la clara vocación de este suelo y de este clima para esta especie que medra en suelos húmedos.

Gira el camino hacia la derecha, dejando a la izquierda el Camino de los Grijos, y luego hacia la izquierda, dejando a nuestra derecha el paraje de El Cristo. Quizá este nombre se relacione con otro que encontraremos más adelante, La Ermita, que nos habla de un perdido templo del que no queda más rastro que su topónimo.


EN PEDRO Y LOS ROZOS

Entre prados y setos

Pasamos luego al lado de dos grandes fresnos, situados junto a una charca que conserva agua en pleno verano, atrayendo a numerosas especies que acuden a ella para abrevar.

De nuevo en el alto, giramos bruscamente hacia la derecha a la altura del Prao Pedro, también llamado En Pedro o de Don Pedro. Este nombre podría referirse a una antigua pertenencia a Don Pedro de Zúñiga, padre del primer señor de la villa Don Álvaro de Zúñiga, cuyo nombre aparece en la lápida de pizarra junto a la iglesia parroquial de Navarredonda.

El sendero se dirige ahora decididamente hacia el sur, con vistas a la Sierra Mayor o de Las Quilamas, atravesando un paisaje que a nuestra izquierda aparece muy poblado de monte, mientras que a la derecha es un entorno adehesado.

En época estival, de primavera a otoño, se deja ver la abubilla (Upupa epops), con su característico copete eréctil de plumas.

Si estamos atentos al suelo, podremos observar reptiles como la lagartija colilarga (Psammodromus algirus) y el eslizón tridáctilo (Chalcides striatus), un reptil con patas diminutas que se escurre con rapidez entre el pasto y la hojarasca.

Se diría que el tramo que discurre por la
carretera debería ser monótono, pero
nada más lejos de la realidad. Los prados
rodeados de setos y de líneas de robles y
de fresnos nos lo harán muy ameno.

Estamos ya cerca de la carretera, en Los Rozos de Abajo —nombre que parece referirse a un antiguo monte que se roturó para cultivarlo— y justo al otro lado del asfalto se divisan Los Rozos de Arriba.

Comienza ahora un tramo de unos 650 metros por la carretera, en el que debemos ir por la izquierda y atentos al tráfico. Es un trecho entretenido, con paisajes diversos, con alternancia de montes y de prados.

En una de estas praderas distinguimos a lo lejos, en primavera, un corro de bejines esculpidos (Calvatia utriformis), una especie de hongo, un cuesco de lobo de gran tamaño que es bastante común en tierras de Navarredonda.

A nuestra derecha va quedando el valle del Ro los Álamos, que, más que referirse a álamos o chopos, aludiría al olmo común o álamo negrillo (Ulmus minor).

Km 5. La Ermita

El sendero abandona la carretera en un paraje de dehesa con altos robles rebollos, un paisaje muy abundante en el Sendero de los Serranos y de Pico Cervero, pero bastante escaso en este sendero que ahora seguimos.


LA ERMITA

La altivez del rebollar maduro

En plena primavera se imponen los cantos de la curruca capirotada (Sylvia atricapilla), del mirlo común (Turdus merula) y del chochín (T. troglodytes), todos ellos melodiosos y con potente volumen, aunque el del chochín es mucho más monótono.

También podemos sorprender al pico picapinos (Dendrocopos major) y al pico menor (Dryobates minor) mientras buscan insectos en las ramas.

El monótono suelo del rebollar exhibe una diversidad colorida de setas en las primaveras y en los otoños lluviosos. Tal vez de las más llamativas y persistentes sean las Tremella, con dos especies de color amarillo dorado muy parecidas, ambas de consistencia gelatinosa: Tremella mesenterica y T. aurantia (que crece siempre junto a otro hongo común, Stereum hirsutum, al que parasita). Crecen ambas sobre ramas secas en proceso de descomposición.

Conviene aprovechar este breve trayecto por el rebollar, ya que pronto volvemos al paisaje de prados con arbolado disperso.

Se impone aquí, tras el paisaje de prados
y de setos, el alto rebollar adehesado,
esto es, desprovisto del estrato arbustivo.
Un paisaje cambiante y colorido en las
primaveras y en los otoños lluviosos.

Km 5,4. La Jabalina

En estos rebollares que alternan con los prados nos alertará el graznido del gallo de monte o arrendajo (Garrulus glandarius), y en primavera podremos observar al estornino común (Sturnus unicolor) en su trajín de búsqueda de comida para sacar adelante a su familia.

El arrendajo es un verdadero plantabosques, ya que tiene la costumbre de enterrar frutos como despensa para el invierno y a veces se olvida de algunos de ellos, que pueden terminar germinando.

Este paraje de La Jabalina, con prados orlados de robles, fue el escenario del crimen de una mujer que se perpetuó a través de una tonada popular.

Los setos y las líneas de robles que marcan las lindes de las parcelas son el escenario de las andanzas de un verdadero pájaro del antifaz, la curruca mirlona (Sylvia hortensis). Su canto, mucho más prosaico y repetitivo que los de otras currucas, nos sirve para detectarla.

A poco llegamos al cruce donde iniciamos el sendero circular que ahora concluimos, nuevamente a las orillas de la Charca y en las sombras del Parque.

 

FOLLETOS RUTAS MAPA GOOGLE RECORRIDO
INICIO RUTA
GPS Coordenadas
40°36'21.7"N 6°00'22.9"W
Longitud
6,2 kilómetros
Duración
2 horas
Desnivel Acumulado
105 metros
Dificultad
Baja
Atención al tramo que se pasa junto a la carretera.
VIDEO
Vídeo sobre esta ruta